Artículo Volumen 10, Nº2, 2016

Resiliencia, territorios y empleo: el caso de las comarcas catalanas

Autor(es)

Jordi Rosell Foxà, Lourdes Viladomiu Canela, Claudio Mancilla

Secciones

Sobre los autores

RESUMEN

La resiliencia es un concepto que ayuda a explicar el diferencial de los territorios para responder, reaccionar y enfrentarse a diferentes shocks con impacto económico. Los debates sobre desarrollo regional han dejado de centrarse exclusivamente en el crecimiento, para abarcar la resiliencia relativa de los territorios en responder a las crisis. Este artículo busca determinar el impacto de diferentes factores en el grado de resiliencia de territorios localizados en Cataluña, España. Los resultados indican que la densidad empresarial, la especialización sectorial, el porcentaje de población extranjera y el carácter de ruralidad impactan sobre el nivel de resiliencia de estos territorios.

ABSTRACT

Resilience is a concept that helps us to explain how territories respond and face to different economic shocks. Discussions on regional development focus in economic growth, but also they cover the resilience of the territories to respond to a crisis. This article shows the impact of different factors on the degree of resilience of territories located in Catalonia, Spain. The results indicate that business density, sectoral specialization, the percentage of foreign population, and rurality impact on the level of resilience of these territories.

 

1. INTRODUCCIÓN

España, en el año 2008, comenzó a vivir una crisis económica que impactó en el corto plazo fuertemente en su crecimiento y niveles de empleo. Sin embargo, tal impacto negativo no fue uniforme en el país y es posible encontrar territorios donde la pérdida de empleo fue menor, como también la recuperación del mismo fue diferente. Así, emerge la pregunta de qué hace que los territorios puedan enfrentar de mejor manera estos shocks económicos y qué puede explicar su mejor recuperación.

La palabra resiliencia proviene del latín resilio, que equivale a «rebotar» o «volver atrás». Diferentes disciplinas utilizan este concepto, siendo especialmente popular en psicología, ecología e ingeniería. Para los ecólogos la resiliencia se refiere a la capacidad de las comunidades y ecosistemas de soportar una perturbación, mientras que los psicólogos hacen hincapié en la capacidad de las personas o grupos para superar un dolor emocional, adaptarse, recuperarse y continuar su vida. La ingeniería lo aplica a la recuperación y transformación de los materiales tras soportar una fuerte presión. Sociólogos, economistas y geógrafos han incorporado más recientemente este término para definir la capacidad que tienen los diferentes modelos socioeconómicos y territorios para hacer frente a choques que suponen cambios, especialmente en la crisis global actual.

Todas las disciplinas están interesadas en conocer cuáles son los factores que explican los diferentes niveles de resiliencia, ya sea de los individuos (psicología), de las comunidades animales, vegetales o humanas (ecología), de los materiales (ingeniería) o de las estructuras socioeconómicas (economía y sociología).

El debate que ha generado la aplicación del concepto de resiliencia en economía regional es amplio, surgiendo literatura en torno a él durante los últimos años. La resiliencia ha emergido como un concepto que nos ayuda a capturar el diferencial de los territorios para responder, reaccionar y enfrentarse a los cambios rápidos, a la volatilidad y a la incertidumbre. Los debates sobre desarrollo regional han dejado de centrarse exclusivamente en el crecimiento para abarcar la resiliencia relativa de los territorios en responder a los shocks, ya sean crisis financieras, desastres naturales, ataques terroristas, etc.

En el caso de España, el país se divide en términos territoriales-administrativos en un primer nivel en comunidades autónomas (ver figura 1), en un segundo nivel están las provincias y posteriormente los municipios. Sin embargo, existe una clasificación territorial que agrupa a municipios que comparten una cultura, historia o características comunes que son conocidos como comarcas.

Una de las comunidades autónomas españolas es Cataluña, que se caracteriza por ser una comunidad con una alta participación del PIB en España y altos niveles de participación de de sectores secundarias y terciarios.

Cataluña, así como todas las demás comunidades autónomas españolas, comenzó en el año 2008 a experimentar una crisis económico-financiera. Esta recesión afectó también a la mayoría de los países de la Comunidad Europea y a otros países del mundo. Uno de los hechos más palpables de las crisis es la pérdida de empleo. En el caso de Cataluña, entre el período de diciembre de 2007 y diciembre de 2010, el total del empleo no agrario disminuyó un 10,2%1. No obstante, es posible identificar diferencias sustanciales en la caída del empleo no agrario entre las comarcas catalanas durante el mismo período. Específicamente, las variaciones en el empleo no agrario van desde apenas un -0,3% hasta un -18,8% (comarcas de Val d’Aran, y Montsià2 respectivamente). Estas diferencias nos conducen a preguntarnos acerca de cuáles son los factores que nos permitirían explicar el diferente grado de resiliencia de estos territorios (ver figura 1 para visualizar las comarcas de Cataluña).

De este modo, el objetivo de este artículo es determinar algunos de los factores que explican la diferente capacidad de las comarcas catalanas para afrontar la crisis económica y la destrucción de empleo asociada a la misma.

El apartado 2 incluye el marco teórico; el apartado 3 corresponde a la descripción del método; los resultados se discuten en el apartado 4; y, en el apartado 5, se recogen las conclusiones.

Figura 1. Comunidades autónomas españolas y comarcas de Cataluña

 

2. MARCO TEÓRICO

2.1. Las diferentes aproximaciones a la resiliencia regional

La aproximación de la ecología que se ha querido traspasar a la economía regional contiene en la práctica dos puntos de vista. El primero comporta la idea de estabilidad del sistema desde el punto de vista del equilibrio. La resiliencia es un indicador de la velocidad de retorno del sistema al equilibrio preexistente. La aplicación de esta aproximación en la economía territorial o regional presenta importantes limitaciones, ya que el desarrollo está marcado por un cambio permanente y muy alejado del concepto de equilibrio. Numerosos autores se han manifestado escépticos sobre la utilidad del concepto de resiliencia bajo este punto de vista, indicando que existen conceptos derivados del pensamiento institucional y evolucionista que permiten explicar las diferencias en la adaptación económica de los territorios, sin presentar las limitaciones que introduce la noción de resiliencia (Martin, 2010).

El segundo punto de vista incorporado de la ecología entiende la resiliencia como la magnitud del shock que puede ser absorbido por el sistema sin que genere cambios en su estructura y en sus funciones. Esta segunda definición se ajusta mejor al análisis del desarrollo regional y permite la inclusión del cambio en la estructura y funciones (McGlade et al., 2006). No obstante, algunos autores continúan señalando que esta concepción adolece, por un lado, de la falta de consideración de las instituciones y políticas y, por otro, de la falta de consideración de los factores sociales y culturales que afectan la capacidad de adaptación de las zonas (Hassink, 2010).

Una visión operativa exige, a nuestro entender, una visión amplia, de forma que la resiliencia regional sobrepasa ambas concepciones y se entiende como “la habilidad de un territorio para anticipar, preparar, responder, y recuperarse de un shock o distorsión” (Foster, 2006, p. 9). El atributo principal de la resiliencia es, por tanto, la capacidad de adaptación de la economía local a los shocks externos.

Esta aproximación supone:

  • Conocer el grado de resiliencia o el daño que produce el propio shock.
  • Determinar la capacidad de la región para mantener su estructura y sus funciones.
  • Analizar la capacidad de cambio rápido de la estructura, para poder dar una respuesta exitosa al shock.

 

2.2. Resiliencia y zonas rurales

La mayor parte de la literatura existente sobre la resiliencia regional es fundamentalmente teórica y discute las aportaciones de este marco conceptual en aproximaciones teóricas alternativas. Los análisis prácticos utilizan básicamente la técnica de “casos de estudio” y hacen una aproximación comparativa entre diversos casos de estudio para determinar diferentes grados de resiliencia y estudiar sus razones explicativas. Los estudios se han realizado tanto con una visión histórica de los territorios, analizando la evolución a largo plazo, como con una visión más cortoplacista que enfatiza aspectos comparativos.

Cabe asimismo destacar que los estudios prácticos sobre resiliencia han considerado principalmente las zonas metropolitanas y, en algunos casos, espacios territoriales muy amplios (regiones), mientras que no existen prácticamente estudios sobre otros tipos de territorios (Pike, Dawley y Tomaney, 2010). Las zonas rurales, es decir, los entornos de baja densidad de población no han sido hasta el momento objeto de investigación relevante bajo la óptica de la resiliencia.

 

2.3. Los elementos teóricos justificativos de diferentes niveles de resiliencia económica territorial

Desde un punto de vista teórico los elementos que más a menudo se indican como base de resiliencia son los siguientes:

  • El capital humano. La consideración de este factor se hace desde muchas ópticas. De un lado, según el nivel de estudios, de otro, según la estructura de edad de la población y en consecuencia según la disponibilidad de mano de obra en edad laboral, y por último según porcentaje de mano de obra inmigrante. Para algunos la cualificación puede incrementar la resiliencia y el crecimiento económico (Glaeser y Saiz, 2004), porque “una fuerza de trabajo capacitada, innovativa y emprendedora” (Christopherson, Michie, Tyler, 2010, p.7) ha demostrado ser útil en el pasado para adaptarse a circunstancias económicamente adversas. En general, algunos autores (entre otros, Chapple y Lester, 2010; Sheffi, 2005) indican que los trabajadores altamente cualificados fortalecen la resiliencia regional. Por el lado de la estructura de la población, en términos de edad, un elevado grado de envejecimiento de la población puede afectar negativamente en la resiliencia territorial; y en el caso de la población extranjera, esta “tiene mayor propensión a trabajar y a crear empresas” (Mancilla, Viladomiu y Guallarte, 2010, p. 125) lo que también puede contribuir al desempeño económico de los territorios.
  • El modelo laboral predominante. En el sentido de que el predominio de contratos temporales supone una menor resiliencia, mientras que la presencia de muchos trabajadores dependientes del sector público genera una mayor estabilidad de los territorios (Ficenec, 2010).
  • Diversidad. El grado de variedad se considera que influye en la vulnerabilidad de las economías locales a los shocks exógenos. Los territorios más diversificados (o cuya actividad productiva no está concentrada en pocos sectores) se consideran menos afectados por los shocks y los que se recuperan más rápidamente (Christopherson, Michie, Tyler, 2010). La diversificación se estudia desde el punto de vista sectorial, pero también desde otros ámbitos. La dependencia estrecha hacia una única empresa se considera un elemento que limita la resiliencia, mientras que la disposición de una estructura variada de empresas (grandes, pequeñas, cooperativas) actúa de forma contraria. La diversidad es el elemento más señalado en la literatura como generador de resiliencia, lo que implica cuestionar profundamente la especialización de los territorios según ventajas comparativas.
  • Innovación. El vanguardismo y la exclusividad son considerados elementos que generan resiliencia territorial. Las zonas que destacan por una orientación novedosa, o por disponer de empresas situadas en los sectores más innovadores parecen manifestar mayor capacidad de resistencia y recuperación a los shocks. Algunos autores destacan que innovación y diversificación van en la práctica unidas y que, de hecho, a mayor diversificación se da una mayor innovación. Asimismo, se señala una relación entre formación y nivel de cualificación con la innovación, en el sentido de que las regiones que atraen trabajadores altamente cualificados y que están involucrados en la innovación, crean ingresos regionales suficientes para mejorar los ingresos medios de los trabajadores y pueden proporcionar mejoras con elevado nivel de resiliencia (Chapple y Lester, 2010).
  • Posición en el ciclo de adaptación. Las economías territoriales siguen según muchos autores un ciclo secuencial de adaptación que comprende la innovación y reestructuración (fase de organización), el crecimiento y la dimensión de las oportunidades (fase de explotación), la estabilidad y el aumento de la rigidez (fase de conservación) y el declive y destrucción (fase de abandono). Según los estudiosos de la resiliencia en el marco de los ciclos, cada ciclo está asociado con diferentes niveles de resiliencia (Simmie y Martin, 2010). Los niveles más bajos de resiliencia se dan en las fases de conservación y de abandono, mientras que en la fase de organización y explotación se presentan mayores niveles de resiliencia. Asimismo, se considera que las dos fases del ciclo de adaptación con menores niveles de resiliencia son las que presentan mayores niveles de conectividad (fase de conservación y abandono). Las fases del ciclo de adaptación comportan asimismo diferentes niveles de especialización sectorial.
  • Accesibilidad. Una mayor proximidad territorial a los grandes ejes de dinamismo económico se considera que permite una mayor diversificación del territorio y un mayor acceso a la innovación. La proximidad a centros universitarios se considera también un elemento de refuerzo territorial que puede contribuir en la innovación y ser fuente de resiliencia.
  • Conectividad. La conexión interna se refiere a las interdependencias mercantiles y no mercantiles entre las empresas locales, la integración horizontal de las empresas, la importancia del suministro de inputs locales, las redes locales de confianza, las asociaciones de negocios formales e informales, los patrones de movilidad laboral, la difusión de los conocimientos, etc. La relación entre conectividad y resiliencia es compleja. Por un lado, los sistemas o territorios con más conexión interna pueden resistir mejor los shocks y, por otro, sistemas muy conectados internamente y jerarquizados pueden presentar una menor adaptabilidad a los cambios (Simmie y Martin, 2010).

 

2.4. La aproximación práctica a la resiliencia

Para hacer operativo el concepto de resiliencia hemos de considerar diversas dimensiones y especificar cuáles son las variables y los indicadores correspondientes que mejor se ajustan a la investigación.

La primera dimensión que hemos de tener en consideración es la caracterización del tipo de shock que nos proponemos estudiar. En el caso de nuestro artículo nos centramos en una recesión económica global que afecta a todas las zonas tanto urbanas como rurales. Se trata de un shock con impacto económico directo pero que no tiene una causa específica identificable como puede ser el incremento imprevisible de competidores importantes, el cierre de una fábrica o el cambio tecnológico que hubiera dejado las fábricas de la zona. Tampoco se trata de un desastre natural (terremotos, inundaciones, catástrofes sanitarias o ataques terroristas) que pueda implicar importantes impactos indirectos.

La segunda dimensión hace referencia al ámbito territorial. La resiliencia económica puede ser definida geográficamente a nivel internacional, nacional, regional y local, así como a nivel de empresas y consumidores. En nuestro caso, hemos estudiado la resiliencia a nivel local y más específicamente a nivel comarcal. Una comarca es una agrupación de municipios, cuya agrupación deriva de razones geográficas, históricas y culturales. En el caso de Cataluña, las comarcas tienen una larga trayectoria y presentan elevados niveles de identificación y reconocimiento.

La tercera dimensión hace referencia al momento en que se estudia y se mide la resiliencia en relación al shock. Los estudios se han realizado antes, durante y después del shock. En nuestro caso el análisis se realiza fundamentalmente comparando el antes y el durante. La crisis actual parece construida por una serie de shocks que no han finalizado. De otro lado, nos vemos limitados por la disponibilidad y actualización de los datos.

La cuarta dimensión es determinar las variables que vamos a considerar y estudiar qué indicadores son los más apropiados para realizar el proyecto, en el marco de las estadísticas e informaciones disponibles, así como seleccionar el tratamiento estadístico-econométrico.

 

 3. MÉTODO

3.1. Datos y variables

Para determinar el impacto de diferentes factores sobre la capacidad de resiliencia de las 41 comarcas de Cataluña, hemos utilizado el método de Mínimos Cuadrados Ordinarios (MCO). Todos los indicadores utilizados en la estimación del modelo fueron obtenidos por medio de las bases de datos de Idescat (Institut d’Estadística de Catalunya). Los valores corresponden a información del año 2007, a excepción de la variación en el empleo entre diciembre del año 2007 y 2010 (variable dependiente), y el PIB del año 2006. Esto quiere decir que el modelo incorpora el stock de las variables incorporadas que cada una de las comarcas tenía antes del comienzo de la crisis en el 2008.

La variable dependiente del modelo la hemos definido como la variación porcentual del empleo no agrario entre diciembre del año 2007 y diciembre del año 2010.

Los factores explicativos que fueron incluidos en el modelo para explicar la resiliencia de las comarcas de Cataluña durante la crisis en España siguen los planteamientos teóricos antes enunciados, de forma que hemos pretendido aproximarnos al capital humano (y características de la población), características del mercado del trabajo, accesibilidad, especialización, diversidad productiva y conectividad. Por razones de falta de disponibilidad de información a nivel de comarcas, no hemos podido incorporar en nuestro modelo ningún proxy de la innovación tecnológica.

De este modo se han definido y operacionalizado las siguientes variables:

Accesibilidad. Se generó una variable dicotómica que indicase si la comarca en el año 2007 estaba conectada por autovía (carretera de doble vía). A esta variable se le denominó autovía, y tiene valor 1 (uno) si la comarca estaba conectada por autovía, y valor 0 (cero) si no lo estaba. En la tabla 1 se puede apreciar que el 34,2% de las comarcas catalanas está conectada por autovía. Se partió de la hipótesis de que el coeficiente asociado a esta variable tendría signo positivo y nos indicaría que la mejor accesibilidad es un factor que propicia la resiliencia.

Capital humano. Para reflejar el conocimiento y capacidades técnicas con que cuenta la población de la comarca, se consideró el porcentaje de población sin estudios o con estudios primarios, y con estudios secundarios. A estas variables se les denominó estudios primarios y estudios secundarios respectivamente. La expectativa sobre los signos de los coeficientes de estas variables es que sean negativos, por cuanto una menor cualificación significaría una menor resiliencia. Como variable de referencia dejamos fuera del modelo los estudios superiores. Vemos en la tabla 1 que el promedio de la población con estudios primarios es de 36,68%, aunque hay comarcas cuya población con estudios primarios va desde 23,10% hasta comarcas con 64,80% (Les Garrigues). En el caso de la población con estudios secundarios, encontramos comarcas con solo un 28,70%, hasta comarcas con un 63%.

Se consideró la proporción de la población de entre 16 a 64 años en el año 2007 como una variable proxy de la adecuación de la estructura de edad a la capacidad de resiliencia, ya que está fuertemente correlacionada con el porcentaje de población en disposición a trabajar. A esta variable se le denominó población entre 16 y 64 años y se esperaría que el signo del coeficiente asociado sea de signo positivo. En la tabla descriptiva, vemos que en promedio, en las comarcas catalanas, el 66,30% de la población está comprendida entre este rango de edad, siendo el porcentaje mínimo de 61,22% y el máximo de 73,22%.

La variable población extranjera corresponde al porcentaje de individuos extranjeros sobre el total de la población que vivían en una comarca en el año 2007. El signo esperado del coeficiente de esta variable, teniendo en consideración otros estudios teóricos, debería sea positivo, por cuanto es una población con mayor propensión a trabajar y generar empresas, lo que ayudaría a la resiliencia de las comarcas. Por otro lado, teniendo en consideración las informaciones relativas al empleo en España podría esperarse un signo negativo del coeficiente, ya que la población extranjera está siendo uno de los grupos que más han perdido sus puestos de trabajo. El porcentaje promedio de población extranjera de las comarcas rurales es de 15,6% en el año 2007, pero vemos que la dispersión entre las comarcas es alta desde solo el 5,4% (Pallars Jusà) al 27,4% (Alt Empordà) del total de su población.

Modelo laboral. Para medir las características del mercado del trabajo, incorporamos la variable contratos temporales que corresponde al porcentaje de los nuevos contratos registrados que son temporales sobre el total de nuevos contratos registrados en el año 2007. La expectativa del signo del coeficiente de esta variable es negativa, lo que quiere decir que a mayor porcentaje de contratos temporales, menor es el grado de resiliencia de la comarca. El porcentaje de nuevos contratos laborales que son temporales hechos en el año 2007 es muy alto, llegando en promedio entre las comarcas a un 83,78%, y siendo la comarca de Segarra la que tiene un menor porcentaje (75,91%) y Alta Ribargorça la de mayor porcentaje (92,1%).

Conectividad. Para aproximarnos a este elemento se incorporó la variable densidad empresarial, que mide el número de empresas por cada 100 habitantes en las comarcas en el año 2007. El signo esperado para el coeficiente de este factor es positivo, lo que indicaría que mientras más empresas por habitante tiene una comarca, más alta es la resiliencia del territorio. Vemos en la tabla 1 que las comarcas catalanas, en promedio, tenían 3,5 empresas por cada 100 habitantes en el año 2007. La comarca que menos empresas por habitante tiene es Baix Penedès (2,5%) y la que más empresas es Val d’Aran (6,4%).

Diversidad y especialización. Un factor que denominamos concentración espacial es una variable que hemos construido a partir de los datos del PIB comarcal del año 2006 (último dato disponible). Con la información del PIB desagregado en los cuatro principales sectores económicos (agricultura, industria, construcción y servicios), se construye un coeficiente de concentración espacial que representa el grado de similitud de la distribución comarcal de un sector i con respecto a la distribución de un patrón de comparación. En este caso, el patrón a comparar es la distribución del PIB de las demás comarcas de Cataluña. El valor del coeficiente obtenido está comprendido entre 0 y 1. De acuerdo a Lira y Quiroga (2008), un coeficiente cercano a uno significaría que la estructura productiva de una comarca es muy diferente con el patrón de distribución del PIB del resto de las demás comarcas de Cataluña, y, cuanto más cercano a 0, más se asemejarían los patrones. De acuerdo a los mismos autores este coeficiente se calcula de la siguiente manera (ecuación [1]):

 

El signo del coeficiente asociado a este coeficiente se espera sea negativo, lo que significaría que a mayor diferencia de la estructura productiva de una comarca con respecto al resto de Cataluña (valor del índice cercano a 1), menor es su capacidad de resiliencia. En la tabla 1 podemos apreciar que el valor mínimo del índice es de 0,0465 y el máximo es de 0,5138, los que respectivamente corresponden a las comarcas de Baix Camp, y Ribera d’Ebre. Esto quiere decir que Baix Camp tiene la estructura productiva más próxima a la media de Cataluña, y la estructura de Ribera d’Ebre es la que más se diferencia.

Hill et al. (2010) referencian indirectamente que existe un efecto desconocido de la especialización industrial sobre la resiliencia. Por ello, incorporamos un segundo elemento a nuestro modelo que se obtuvo de la incorporación de tres variables que miden la proporción del sector secundario (industria alimentaria, industria no alimentaria, construcción) sobre el total de afiliados de todos los demás sectores económicos en el año 2007. Así, las tres variables fueron denominadas respectivamente como industria alimentaria, industria y construcción. Los signos de los coeficientes a estas variables son parte de la investigación, porque desconocemos el posible impacto sobre la capacidad de resiliencia. Con todo, sabemos que en los primeros años la crisis afectó muy especialmente al número de afiliados del sector de la construcción y por tanto se parte de la hipótesis de que el signo del coeficiente de esta variable en la estimación es negativo.

Ruralidad. Por último, hemos analizado si las comarcas rurales tienen algún comportamiento específico frente a la resiliencia que podría ser el resultado de su mayor propensión a la creación de empresas (Mancilla, Viladomiu y Guallarte, 2010). Así, se incorpora la variable rural, el valor 1 identifica a las comarcas rurales, y el valor 0 a las urbanas. Se espera que el signo del coeficiente sea positivo. Del total de las 41 comarcas de Cataluña, 21 son consideradas rurales (51,22%), utilizando como criterio tener una densidad media de menos de 100 habitantes por km2. Este criterio se ha utilizado muy a menudo en la programación del desarrollo rural de Cataluña (PDR y selección zonas Leader).

Variable Descripción Media Desv. estándar Valor mínimo Valor máximo
Variación de empleo no agrario Variación entre diciembre de 2007 y diciembre de 2010 -0,1077 0,0396 -0,1880 -0,0035
Autovía Variable dicotómica (autovía=1; no-autovía=0) 0,3415 0,4801 0 1
Estudios primarios (o sin estudios) Proporción de la población en 2007 0,3668 0,0980 0,2310 0,6480
Estudios secundarios Proporción de la población en 2007 0,5057 0,0785 0,2870 0,6300
Población entre 16 y 64 años Proporción de la población en 2007 0,6630 0,0230 0,6122 0,7322
Población extranjera Proporción de la población en 2007 15,6098 5,2444 5,4000 27,4000
Contratos temporales Proporción de nuevos contratos temporales sobre nuevos contratos en 2007 0,8378 0,0352 0,7591 0,9201
Densidad empresarial Número de empresas por cada 100 habitantes en 2007 3,5732 0,7747 2,5234 6,4374
Concentración espacial Índice de concentración de la actividad según el PIB 2006 0,1639 0,0972 0,0465 0,5138
Afiliados sector industria alimentaria Proporción de afiliados 2007 0,0509 0,0559 0,0060 0,3164
Afiliados sector industria (no alimentaria) Proporción de afiliados 2007 0,1672 0,0883 0,0174 0,3636
Afiliados sector construcción Proporción de afiliados 2007 0,1706 0,0500 0,0688 0,2746
Comarca rural Variable dicotómica (rural=1; urbano=0) 0,5122 0,5061 0 1
Total observaciones Total comarcas Cataluña 41

 

3.2. El modelo

Sobre la base de todos los aspectos mencionados, se generó el siguiente modelo (ecuación [2]), que es estimado, como se mencionó anteriormente, por mínimos cuadrados ordinarios – MCO (OLS, por sus siglas en inglés). Diversos autores estudian el impacto de los factores sobre el crecimiento económico utilizando este tipo de modelos (entre otros, Glaeser et al., 2003; Milbourne, Otto y Voss, 2003; Tsai, Hung, y Harriot, 2010).

Una vez estimado el modelo, se procedió a la aplicación del contraste de Breush-Pagan y test de Durbin-Watson, con el fin de verificar, respectivamente, la no presencia de heterocedasticidad y autocorrelación en nuestro modelo

 

4. RESULTADOS

El impacto de los diferentes elementos sobre la resiliencia de las comarcas de Cataluña puede verse en la tabla siguiente que recoge los resultados de la estimación de nuestro modelo.

Tabla 2. Estimación mínimos cuadrados ordinarios; variable dependiente: variación del empleo diciembre 2007-diciembre 2010.

Variable Coeficiente  
   Constante -0,092902
(0,258477)
   Autovía -0,002441
(0,011699)
   Estudios primarios -0,196187
(0,134332)
   Estudios secundarios -0,213731
(0,147587)
   Población 16_64 0,206734
(0,304384)
   Población extranjera -0,002182 *
(0,001142)
   Contratos temporales 0,051082
(0,18201)
   Densidad empresarial 0,016790 ***
(0,007643)
   Concentración espacial 0,06341
(0,063845)
   Industria alimentaria 0,302032 **
(0,110281)
   Industria -0,141357 *
(0,071887)
Construcción -0,316806 **
(0,134429)
Rural 0,023446 *
(0,013494)
 

R2

0,67778
   N 41
   F-Statistic 4,908098
    Prob(F-statistic) 0.000255

Nota: los valores entre paréntesis representan el error estándar. *, **, *** indican el nivel de significancia al 10%, 5% y 1% respectivamente.

 

Los resultados de la estimación permiten apreciar:

  • Se confirma la expectativa sobre el signo del coeficiente de la variable rural. Esto nos indica que la ruralidad tiene un impacto sobre la capacidad de resiliencia de una comarca, y que hasta el momento las comarcas rurales catalanas están resistiendo mejor el impacto de la crisis. Se debe hacer notar que existen estudios (Mancilla, Viladomiu y Guallarte, 2010) que indican que en zonas rurales habría mejores condiciones para crear una empresa. Por lo tanto, esto parece confirmar que las zonas rurales representan no solo condiciones favorables para emprender, sino que como territorios, al menos en España, serían más resistentes a shocks económicos negativos.
  • Un mayor nivel de formación de la población al igual que la mayor disponibilidad de mano de obra en edad de trabajar no parece explicar los diferentes niveles de resiliencia de las comarcas. Por lo tanto, solo desde un punto de vista territorial, no muestran ser factores que permiten enfrentar mejor las crisis económicas,
  • El coeficiente obtenido para la población extranjera en una comarca nos indica que un mayor porcentaje de población extranjera comporta una mayor caída del empleo; en consecuencia, implicaría una menor resiliencia comarcal. Este resultado debe ser interpretado en un análisis realizado “durante” el shock económico —periodo de destrucción de los empleos consecuencia del boom anterior— y no cuando la crisis finaliza. Este resultado también se debe contextualizar en el escenario en que España, hasta antes de la crisis del año 2008, tuvo un importante crecimiento económico, y también un importante aumento de la población inmigrante. Así, frente a shocks económicos negativos, esta población es la que tiene mayores niveles de inestabilidad laboral y que, en promedio, corresponde al grupo que primero percibe los efectos negativos de las crisis.
  • La importancia de los contratos laborales temporales no afecta en la resiliencia comarcal. Es decir, la flexibilidad laboral, algunas veces indicada por economistas como forma de crecimiento, no parece —al menos en este estudio— ser un elemento que fortalezca los territorios.
  • Con respecto a la proporción de afiliados al sector de la industria alimentaria, se aprecia que cuando más alta es la proporción, mayor ha sido la capacidad de resiliencia de una comarca. Ocurre exactamente lo contrario con los otros subsectores industriales y con la construcción. Es decir, cuanto mayor es la proporción de afiliados en la industria no alimentaria y la construcción, menor es la capacidad de resiliencia o mayor fue la caía del empleo en el período estudiado. Este resultado nos indica que la industria alimentaria es un sector estratégico no solo por el hecho de proveer productos que están asociados a una necesidad primaria, como la alimentación, y que además proporciona o aumenta el valor agregado a algunos productos, sino que además porque a los territorios les permite tener una mayor fortaleza para resistir los shocks económicos negativos.
  • La accesibilidad medida por la conexión por autovía o autopista, que incluso puede ser interpretada como infraestructura, no resulta significativa como elemento explicativo de la resiliencia territorial.
  • La conectividad empresarial medida según densidad empresarial nos indica una correlación positiva con la resiliencia, alcanzando el mayor nivel de significancia. Es un resultado interesante a nuestro juicio, y que se puede seguir explorado en estudios posteriores tanto cuantitativa como cualitativamente para determinar cómo esta conectividad es la que permite enfrentar shocks A priori surgen hipótesis como la existencia de cooperación empresarial (término muy acuñado para revelar la importancia de las redes de empresas y territorios inteligentes) a nivel de comarcas, lo que permitiría una mayor resiliencia.

 

5. CONCLUSIONES

La bibliografía disponible sobre la aplicación del concepto de resiliencia a la economía regional nos permitió apreciar un número elevado de elementos que han sido considerados explicativos de diferentes niveles de resiliencia. En este trabajo hemos seleccionado una serie de indicadores para aproximarnos a estos elementos y poderlos testar en el modelo propuesto. En la selección de variables nos hemos visto limitados a las estadísticas disponibles para niveles territoriales tan pequeños. Además, la temporalidad del análisis ha sido acotada a la relación entre el shock laboral en el 2010, es decir, en plena recesión, y los factores característicos de la trayectoria previa a la crisis.

El análisis econométrico nos permitió apreciar que uno de los factores que explica la resiliencia es la mayor densidad de empresas, lo que vendría a confirmar que la conectividad-diversidad actúa en los territorios como un factor anticrisis.

Igualmente, hemos apreciado que la mayor especialización en la industria agroalimentaria, que normalmente acompaña la producción agraria, presenta también niveles de resiliencia mucho más importantes que el resto de los sectores industriales.

Asimismo, el sector de la construcción tuvo un protagonismo importantísimo en todas las comarcas catalanas durante el periodo de rápido crecimiento y posteriormente fue el primero que generó destrucción de empleo, lo que vino a manifestar el carácter coyuntural de los crecimientos basados en esta actividad.

Por otro lado, la limitada importancia del nivel de formación nos indica que no es significativo un diferencial motivado por estudios primarios o secundarios y que en investigaciones posteriores deberían ser probados otros indicadores que discriminen mejor diferentes niveles de cualificación de confirmarse las aproximaciones de muchos autores sobre este aspecto.

Por último, debemos destacar que uno de los factores que a nuestro entender tiene un gran interés proviene de la consideración de la condición de ruralidad de las comarcas. En base a los resultados obtenidos, los territorios rurales han manifestado hasta el momento mayor resiliencia para afrontar el último gran shock económico vivido por España.

Este trabajo debe ser entendido como un estudio que explica en alguna medida la resiliencia económica de territorios que comparten una historia, cultura y características similares (como las comarcas catalanas analizadas). En base a estos resultados y limitaciones antes indicadas, la extensión de este trabajo puede continuar con el análisis que explique en el largo plazo el crecimiento económico de regiones, así como también con un análisis de mayor profundidad en cuanto a los aspectos de factores como la conectividad empresarial y los niveles de ruralidad.

 

 

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