Autor
Luis A. Valenzuela Silva.1
Gustavo E. Benavente Kennedy.2
Durante el siglo XIX las matemáticas comenzaron a ser progresivamente consideradas como un instrumento útil para apoyar el avance y progreso del país. Los primeros gobiernos chilenos encausaron sus inquietudes científicas a través del Instituto Nacional (1813) y de la Universidad de Chile (1842). La enseñanza de las matemáticas apuntó primero a la formación de agrimensores y, posteriormente, a la de ingenieros. A pesar de ello, el Secretario General de la Universidad de Chile de la época, Miguel Luis Amunátegui, haciendo un análisis retrospectivo en 1882, señalaba que “la inseguridad de alcanzar por medio de las letras y de las ciencias los recursos más indispensables es lo que influye en un gran número (de alumnos) para no emplear 12 o 14 años en penosas tareas que pueden ser muy mal recompensadas, o no serlo absolutamente”, agregando que “los cursos de ciencias físicas y matemáticas cuentan con un escasísimo número de alumnos. Me parece que si los jóvenes que siguieran esos cursos tuvieran alguna esperanza de obtener después de concluidos una ocupación decente, tendrían para incorporarse en esas clases el aliciente que ahora les falta”. Se muestra, a través de estas citas, el escepticismo reinante en cuanto a los beneficios de estudiar matemáticas.
Un chileno sobresaliente en el terreno científico-matemático del siglo XIX fue Manuel Felipe Ramón Picarte Mujica (1830). Picarte es probablemente el primer científico nacional nacido y formado en el país, cuyo trabajo tuvo impacto y relevancia internacional, alcanzando el mayor sitial científico entre los hombres de ciencias que produjo el país en dicho siglo. En la órbita internacional, su obra científica (que pudiera ser considerada básica con una mirada del presente) fue aceptada y promovida por el más importante centro de matemáticas de la época: la Academia Francesa. Parte de su trabajo permaneció vigente por más de cien años a nivel mundial.
Sin haber antecedentes sobre la educación primaria de Picarte, se sabe que estudió humanidades en el Instituto Nacional, como lo atestigua la sesión del Consejo Universitario del 18 de Abril de 1863, siendo compañero de curso del después novelista Alberto Blest Gana; de uno de los padres de la historiografía chilena, Diego Barros Arana; del poeta y autor de la letra del himno nacional, Eusebio Lillo; y del prestigioso político Pedro León Gallo. Sin embargo, no pasó mucho tiempo para que Picarte volcara energías a su verdadera vocación: la ciencia matemática. Es así, como en 1852 Ramón Picarte se tituló de Agrimensor General de la República, equivalente al posterior de Ingeniería, y en 1854 ejerció como Profesor de Matemáticas de la Escuela Militar hasta 1856.
No contento con ello, se dedicó plenamente a las matemáticas, actitud concordante con su espíritu analítico y observador. Uno de sus amigos testimonió en alguna ocasión: “en esta ciencia, llegó a descollar Picarte entre sus camaradas. Estudiarla era su ocupación del día y de la noche, pues se proponía escribir algún día un curso científico más adaptado a la enseñanza que el de Francoeur. No contento con el texto que estudiaba, se procuraba con sacrificios y leía otras obras de matemáticas de los sabios modernos más célebres de Europa”.
Dentro de la cronología de Ramón Picarte, destacan los siguientes hechos: a comienzos de 1857, viaja a París, Francia, con el objetivo de presentar sus famosas tablas para efectuar una división cualquiera por medio de la adición. En marzo de 1858, remite comunicación a la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile, presentando sus Tablas. En febrero de 1859, la Academia Francesa, de prestigio mundial incuestionable, aprueba sus tablas. En mayo de ese año, es nombrado adicto a la legación chilena en Francia y en julio recibe el nombramiento de miembro corresponsal de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile. En octubre, el Gobierno chileno se suscribe a 300 ejemplares de las tablas. En 1862, regresa a Chile, incorporándose en octubre a la misma Facultad con un discurso de ingreso que versó sobre “beneficencia social”. También, publica un folleto sobre Sociedad de Albañiles. En 1863, funda la Asociación de Sastres y Zapateros en Santiago. En 1864, intenta organizar la cooperativa Sociedad Trabajo para Todos. En 1865, se alista en el batallón de voluntarios instruidos en la Escuela Militar para la guerra contra España. En 1866, se radica en San Carlos y funda la Sociedad de Artesanos de Chillán. Durante 1868, obtiene tres patentes por inventos relacionados con el vapor. En 1869, contrae matrimonio con Clorinda Pardo Seco, hija del Coronel Pardo, estableciéndose en Chillán. En 1870, escribe y publica un folleto explicando al pueblo sus derechos, algo políticamente incorrecto para su época. En 1882, habría realizado nuevos descubrimientos matemáticos y en 1883 obtiene patente de invención sobre una tabla de logaritmos. En 1884, viaja nuevamente a Francia, donde se pierde su rastro.
Las publicaciones de Ramón Picarte no fueron pocas. En 1858, sus “tablas para efectuar una división cualesquiera por medio de la adición”, que constan en los Anales de la Universidad de Chile, tomo XV, páginas 67 bis a 74 bis. El mismo año “Les Tables de logarithmes pour les nombres et pour les sinus, par Jrme de Lalande, reduites 41 pages et augmentes de tables qui donnent les parties proportionnelles des differences correspondant aux logarithmes des nombres et aux logarithmes des arcs”, texto impreso (monografía), edición del autor, 41 páginas, del cual hay copia en la Biblioteca Nacional de Francia, París. También, “Tables de multiplication et de division, contenant les produits par 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9 de toutes les quantits au-dessous de 10.000; ces tables reduisent la multiplication a une simple addition et la division a une simple soustraction”, texto impreso (monografía), edición del autor, 9 páginas, del cual hay copia en la Biblioteca Nacional de Francia, París. En 1859, es publicado su artículo “Matemáticas” en los Anales de la Universidad de Chile. En enero de 1860, su “Uso de la tablas de División para hallar los cocientes siempre que el divisor sea mayor de diez mil”, que consta en los Anales de la Universidad de Chile, páginas 49 a 55, y que fue enviado por el autor en agosto del año anterior. El mismo año, “La División reducida a una adición, aumentada con una Tabla de Logaritmos de nueve decimales y un apéndice que contiene un método para construcción de tablas en general”, en Librería Científica Industrial y Agrícola, 112 páginas, E. Lacroix, París, del cual hay copia en la Biblioteca Nacional de Chile. Hacia 1861, “La Division reduite a une Addition, ouvrage augment d’une table de logarithmes de numeros neuf decimales et d’une nouvelle methode pour calculer avec une grande facilit les tables de logarithmes”, 104 páginas, Mallet-Bachelier, París, del cual hay copia en la Biblioteca Nacional de Francia, París. En 1883, “Grandes Tablas de Logaritmos a Doce Decimales”, trabajo apoyado financieramente por el Gobierno Chileno a través de Decreto Supremo del 26 de abril 1883 para ser publicado en Francia y cuyo destino actual es desconocido.
Todos estos antecedentes permiten considerar a Ramón Picarte Mujica como el pionero de la investigación propiamente chilena en el campo de las matemáticas. Como su obra no fue o no quiso ser reconocida por la sociedad chilena de la época, sus intelectuales y científicos, viajó a Francia donde validó su trabajo, obteniendo el reconocimiento de la Academia Francesa. A pesar de todos sus aciertos, la historiografía chilena lo ha desconocido de manera recurrente.
(Basado en GUTIERREZ, Claudio y GUTIERREZ, Flavio (2000), “Ramón Picarte, la Proeza de Hacer Matemáticas en Chile”, Revista Latinoamericana de Historia de las Ciencias y la Tecnología, Vol. 13 (3), Sept.-Dic., y VALENZUELA, Luis. 2013, Los Orígenes de la Matemática en Chile y su Enseñanza hasta 1930, Santiago de Chile: Universidad Central de Chile).